Biografía
Ramón José Velásquez Mujica nació en San Juan de Colón, Municipio Ayacucho del Estado Táchira el 28 de noviembre de 1916. Fue hijo único del educador, periodista y escritor Don Ramón Velásquez Ordoñez y de Doña Regina Mujica Acevedo, también educadora. Su amor por su tierra natal fue constante, productivo y expresado. Quedó plasmado en el discurso que pronunció en el salón de sesiones del Concejo Municipal con motivo del Cuatricentenario de San Cristóbal: “Con la devoción de un hijo, con los ojos atónitos de un niño que oye sonar debajo de la tarde el rumor de las voces maternales, llego ante ti, ciudad de mis mayores. Veo tenderse tus muros espejeantes al pie de las gallardas serranías, oigo la lengua alegre de tu pueblo, el rumor de los gratos campanarios. El ovillo sonoro de tus aguas. Todo está igual a como te veía cuando alzado a unos planos de tu suelo pasaba por las calles de mano de mi padre.” Realizó sus estudios de primaria en la Escuela Anexa al Liceo Simón Bolívar de San Cristóbal, sus estudios de bachillerato los inició en el mismo Liceo y los concluyó en el Liceo Andrés Bello de Caracas. En 1936 inició estudios en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela donde en 1942 obtuvo el título de abogado y el grado de Doctor en Ciencias Políticas en 1943. Durante estos años tuvo una intensa actividad política y cultural llegando a formar parte de la directiva de la Federación de Estudiantes de Venezuela. Allí continuó la actividad periodística trabajando como redactor de temas políticos para el diario Ultimas Noticias y junto a compañeros de estudio fundó varias publicaciones universitarias.
Contrajo matrimonio con Ligia Margarita Betancourt Goicoechea el 31 de agosto de 1947 y de esta unión nacieron 4 hijos: Ramón Ignacio (1948), Regina Esther (1952), José Rafael (1955) y Gustavo Luis (1959). Se conocieron en los pasillos de la antigua universidad cuando ambos cursaban estudios allí. Ligia Margarita, oriunda de Puerto Cabello, Estado Carabobo, obtuvo el título de odontóloga en 1944, profesión también de sus padres y por la cual sentía pasión. Estuvieron casados por 61 años, hasta 2008, fecha del fallecimiento de Ligia.
A partir de 1948 se unió a la oposición contra el gobierno militar que había derrocado al Presidente Rómulo Gallegos. Expresó esa oposición a través de diversos reportajes lo cual trajo como consecuencia su encarcelamiento en 1949. Salió en libertad en 1950 y en respuesta al recrudecimiento de la dictadura, reafirmó su oposición escribiendo bajo seudónimos en varios medios. Tras la publicación en la clandestinidad de El Libro Negro, Venezuela bajo el signo del terror es apresado por segunda vez y enviado a la Cárcel Modelo, donde permaneció desde 1953 hasta 1954. La persistencia en la escritura de denuncia, esta vez en la revista Elite, motivó el tercer encarcelamiento, en esta oportunidad en la Cárcel Nueva de Ciudad Bolívar donde permaneció hasta el 24 de enero de 1958, cuando salió en libertad con la caída de la dictadura. En 1959 Rómulo Betancourt es elegido Presidente de la República. En esas mismas elecciones Ramón J. Velásquez es electo senador principal por el estado Táchira y diputado principal por Miranda. No pudo ejercer la labor legislativa en esa oportunidad ya que en esos momentos críticos de la democracia, Betancourt lo invita a acompañarlo y lo nombra su Secretario General. Permanece en este cargo hasta 1963. Durante esos años no solo es factor clave para entendimientos y acuerdos con grupos que adversan al gobierno, sino que encuentra el tiempo para desarrollar una intensa labor de rescate, conservación y difusión de una parte muy importante de la historia de Venezuela. Es en esos años cuando, en los sótanos de la Guardia Presidencial, ocurre el descubrimiento de cientos de documentos y cuando, bajo su dirección, se inicia el rescate de los mismos y posteriormente la publicación del Boletín del Archivo Histórico de Miraflores. El objetivo fue preservar y dar a conocer los más significativos documentos, trabajo que se constituyó en una fuente inagotable de información para estudiantes, investigadores e historiadores. Por muchos años, Ramón J. Velásquez fue el autor de los epígrafes que acompañan las publicaciones, más de 750.
Su labor periodística la inició muy joven en su Táchira nativo y desde ese momento y a lo largo de su vida escribió y publicó en los periódicos y revistas más importantes del país cubriendo una inmensa variedad de temas. Para oponerse al régimen perezjimenista, escribió bajo seudónimos artículos de doble sentido, los cuales le valieron la cárcel. Luego de la caída de Pérez Jiménez, en 1958, conjuntamente con Miguel Ángel Capriles fundó el diario vespertino El Mundo, siendo el primer director de este diario. Entre 1963 y 1969 fue director de El Nacional, y siguió su labor de apoyo a la creación de un país moderno asumiendo en esos años varias responsabilidades, entre ellas formar parte de la Comisión Redactora del proyecto de creación de la Corporación para el Desarrollo Económico de Los Andes (Corpoandes) y ejercer la presidencia de la Asociación Pro-Venezuela. Logró combinar su compromiso con la labor periodística, pasión que heredó de su padre, con su amor por la historia y se desempeñó como profesor de historia del periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Fundó en esa misma casa de estudios el Instituto de Investigaciones Históricas del Periodismo Venezolano y posteriormente, en la Universidad Católica Andrés Bello, la Cátedra de Historia del Periodismo Venezolano. En 1979 y hasta 1981, repite en la dirección del prestigioso diario El Nacional. En las dos oportunidades que ejerció este cargo, se retiró por diferir de los lineamientos políticos de los propietarios. Entre los numerosos reconocimientos que recibió por su labor periodística se encuentra el Premio Internacional de Periodismo Maria Moors Cabot, el cual le fue otorgado en 1967 por la Universidad de Columbia en Nueva York.
En 1969 fue nombrado Ministro de Comunicaciones durante el gobierno de Rafael Caldera y ejerció el cargo hasta 1971. En este tiempo, su reconocida actitud conciliadora, unida al hecho de no pertenecer al partido de gobierno, lo califican para colaborar en los esfuerzos de pacificación que adelantó esa administración. En las elecciones parlamentarias de 1973, Ramón J. Velásquez resulta de nuevo elegido como Senador por el estado Táchira. Se incorpora al Congreso y ocupa las posiciones de presidente de la Comisión de Política Exterior y vicepresidente de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores. En 1979 puso en marcha la Fundación para el Rescate Documental Venezolano (FUNRES). Repite como senador por Táchira en el período siguiente 1979-1984 y durante esos años desarrolla una intensa actividad docente, periodística, de investigación histórica y se integra a la Comisión del Bicentenario del Nacimiento del Libertador. En 1980 el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) le concedió el Premio Nacional de Historia. En 1983 funda la Oficina de Investigación de Historia Política del Congreso de la República. Organiza y preside el Primer Congreso del Pensamiento Político Latinoamericano del siglo XX, evento celebrado en Caracas como parte de las actividades de conmemoración del Bicentenario y que reunió no sólo a historiadores sino también a politólogos, sociólogos, economistas y dirigentes políticos que inundaron los salones de Parque Central y que llegaron a Caracas desde la Patagonia hasta el Canadá. Este Congreso se constituyó en un evento único en la historia de Latinoamérica. En las elecciones de 1984 vuelve a ser escogido para representar a su estado natal y se incorpora al senado. Atendiendo a la solicitud del Presidente Lusinchi de que colabore con él en una iniciativa de descentralización, propone, organiza y finalmente preside la Comisión para la Reforma del Estado (COPRE), una comisión nacional pluralista integrada por todos los sectores de las fuerzas vivas con el objetivo de producir políticas de descentralización territorial, de reforma del poder judicial y estrategias económicas. Con esta Comisión recorrió el país en una consulta exhaustiva con todos los sectores de la población.
Para el lapso administrativo 1989-1994 resulta ratificado como senador. Durante este período la situación económica y política de Venezuela se agravó, el descontento popular fue en aumento a medida que la inflación y el desempleo marcaban el camino de la marginalidad, la inseguridad y la delincuencia. Una de las iniciativas del gobierno para estudiar la situación y tratar de buscar soluciones fue la creación de un Consejo Consultivo y Ramón J. Velásquez fue llamado a formar parte de él. Durante 1992, investigaciones sobre presuntos hechos de corrupción dieron como resultado la suspensión del presidente Carlos Andrés Pérez de la presidencia de la República. Los principales grupos parlamentarios, luego de exhaustivas búsquedas y consultas realizadas entre ellos y con los distintos sectores de las fuerzas vivas del país, las Fuerzas Armadas, FEDECAMARAS, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la Conferencia Episcopal, encontraron consenso alrededor de la figura de Ramón J. Velásquez Fue así como el 4 de junio, el Congreso en pleno, en sesión conjunta y extraordinaria, de conformidad con las leyes, le designó para ejercer la presidencia por el tiempo que faltaba para completar el período presidencial de Carlos Andrés Pérez, 5 de junio de 1992 a 2 de febrero de 1993. En su discurso en el acto de juramentación como Presidente de la República, expresó: “Tengo plena conciencia de los límites y riesgos de la labor que asumo. Entiendo la urgencia y la justicia con las que múltiples sectores reclaman la presencia y la acción del Estado que, al mismo tiempo, atraviesa por transitoria situación de graves dificultades fiscales. Esto nos obliga a no caer en promesas que luego no se pueden cumplir. Prefiero actuar antes que ofrecer. Prefiero que se me juzgue más por mis obras, que por mis ofertas”. Ramón J. Velásquez asumió la Presidencia en un momento muy negativo para el país en todos los ámbitos: actividad económica en retroceso, inflación y déficit presupuestario, tensión política y social y los insistentes rumores de golpe de estado. Sin embargo, logró su cometido llevando al país a una digna superación de la crisis que enfrentaba, lo cual permitió la realización de los comicios nacionales en impecables condiciones democráticas. Entregó la Presidencia a Rafael Caldera el 2 de febrero de 1994. En su corta gestión, y gracias a una Ley Habilitante que le otorgó el Congreso, legisló ampliamente en materia fiscal y financiera, gracias a lo cual leyes de suma urgencia, que por motivos políticos no habían sido aprobadas, finalmente lo fueron. Entre estas leyes se cuentan el Impuesto al Valor Agregado (IVA), Ley del Sistema de Ahorro y Préstamo, Ley del Impuesto sobre la Renta. También aceleró el proceso de descentralización y modernización de Venezuela, apoyándose en la experiencia obtenida en la COPRE y se creó el Fondo Intergubernamental para la Descentralización (FINDES).
Luego de ejercer la Presidencia de la República, Ramón J. Velásquez siguió por muchos años ejerciendo como periodista, investigador, escritor y editor. Hasta el final de sus días, siguió siendo referencia y consulta obligada para quienes se interesaban por conocer más sobre Venezuela, sus gentes y sus historias. En 1997 fue designado Presidente de la Comisión para la Celebración del V Centenario de Venezuela. En 1998, un jurado designado por el CONAC, decidió “por unanimidad otorgar el máximo galardón que concede el estado, en reconocimiento a los más altos e indiscutibles exponentes venezolanos de la inteligencia creadora al servicio de las Artes, a Ramón J. Velásquez”. Premio Nacional de Humanidades 1998. En 2000 es nombrado Presidente Honorario de la Fundación General de Nogales Méndez y en 2002, forma parte del grupo que junto con el expresidente Rafael Caldera patrocina la Fundación Pedro Grases. En julio de 2002 se incorpora como Individuo de Número a la Academia de la Lengua con el trabajo “Antonio Guzmán Blanco y los escritores: conflictos entre las letras y el poder en el siglo XIX”. A lo largo de su vida dedicó largas y fructíferas horas a la investigación histórica y a la difusión de ese conocimiento. En 1964 fue designado Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia a la cual se incorporó en 1971 con un extenso trabajo sobre la obra histórica de Caracciolo Parra Pérez. La Academia Nacional de la Lengua lo designó también como Individuo de Número y se incorporó a ese organismo en 2002. Su extensa labor en el rescate de documentos para el estudio de la historia de Venezuela se sumó de manera exitosa con su empeño por la difusión de dichos trabajos y dio como resultado al menos quince colecciones de libros y boletines dedicados tanto al rescate como a la difusión del conocimiento histórico. Estas colecciones suman alrededor de seiscientos volúmenes. De su autoría individual existen más de treinta publicaciones, ente ellas La Caída del Liberalismo Amarillo; tiempo y drama de Antonio Paredes, obra que ganó el Premio Municipal de Prosa en 1972. Otro de sus libros más famosos Confidencias Imaginarias de Juan Vicente Gómez fue premiado por la Asociación de Escritores de Venezuela como el mejor libro del año. Su compromiso con la educación y con facilitar el acceso a ella, posiblemente heredado de su madre educadora y fundadora además de instituciones educativas en el Táchira, lo llevó a apoyar y promover iniciativas que dieron importantes frutos. Esta labor fue reconocida en distintos momentos por universidades y en cuatro oportunidades le fueron concedidos Doctorados Honoris Causa. A lo largo de sus casi 98 años de vida, fueron muchos los nombres que se le dieron a Ramón J. Velásquez . Fue “Ramoncito” para sus paisanos y compañeros de infancia, “Ramonjota” para los compañeros de la universidad, el periodismo, la resistencia y las tertulias. Fue “Dr. Velásquez” para los más jóvenes, los estudiantes, los que buscaban su guía y su extraordinaria memoria, para los historiadores y entrevistadores. Fue “Presidente Velásquez” para quienes admiraron su labor de estadista y también fue “Don Ramón” para quienes con cariño y respeto siguieron buscando su palabra acertada y sabia por muchos años. Algunos afortunados le dijimos papá y abuelo. Falleció en Caracas el 24 de junio de 2014, en su casa, rodeado de familiares y amigos.
FUENTES:
Ramón J. Velásquez. Biblioteca Biográfica Venezolana. Volumen Homenaje. Catalina Banko, Ramón González Escorihuela. El Nacional, Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cultura Premios Nacionales de Cultura. Humanidades. Ramón J. Velásquez 1998. Gladys Páez. Fundación Editorial el perro y la rana. Ministerio de la Cultura. 2006
Ramón J. Velásquez. Apreciaciones sobre una labor realizada. Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses. Caracas 2007
Testimonios sobre la obra de Ramón J. Velásquez. Ediciones del Congreso de la República. Caracas 1988
Ramón J. Velásquez. Biblioteca Biográfica Venezolana. Volumen Homenaje. Catalina Banko, Ramón González Escorihuela. El Nacional, Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cultura Premios Nacionales de Cultura. Humanidades. Ramón J. Velásquez 1998. Gladys Páez. Fundación Editorial el perro y la rana. Ministerio de la Cultura. 2006
Ramón J. Velásquez. Apreciaciones sobre una labor realizada. Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses. Caracas 2007
Testimonios sobre la obra de Ramón J. Velásquez. Ediciones del Congreso de la República. Caracas 1988